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Soluciones ante las demandas de cuidados en México: El sector formal de cuidados

 Sector formal de cuidados

 


Ante el contexto socio demográfico y económico de México, se considera que en general, la solución a la demanda de cuidados se realiza por tres vías o circuitos de cuidado similar a la presentada por Guimaraes (2019), principalmente en función de los actores que demandan, ya que a medida que las mujeres se integran al mercado laboral y toman la jefatura de los hogares se ven en la necesidad de demandar servicios de cuidados; en el caso de la oferta de servicios de cuidado se aprecia que existen diferencias por cuestiones culturales. 

Otra coincidencia con Guimaraes (2011 y 2019) es que estos circuitos se organizan principalmente por género siendo mayormente las mujeres quienes se dedican a estas actividades, pero de este grupo hay división por población indígena, y personas de bajo nivel socioeconómico que ha migrado o vive en las zonas conurbadas a la CDMX. Una dinámica similar se encuentra en otras ciudades de México, donde la población indígena y aquellos con menor nivel de ingreso migran en búsqueda de hacer crecer sus recursos económicos integrándose al sector de cuidados de ciudades medias o centros económicos regionales o locales. 

 

El primer circuito está básicamente cubierto por trabajo doméstico remunerado que incluye trabajadoras y trabajadores del hogar que realizan trabajo doméstico, también incluye enfermeras, enfermeros, personas cuidadoras especializadas y acompañantes para adultos mayores, niños y personas con alguna discapacidad. Entre estos dos tipos de actores que ofrecen servicios de cuidado es el grado de escolaridad y la profesionalización un elemento que determina la forma y retribución en su incorporación al circuito de cuidado. Cabe aclarar que un fenómeno común es que se contrata a una persona para el trabajo doméstico y gradualmente conforme aumenta la “confianza” se van agregando actividades de cuidado a personas dependientes ya que así sólo se agrega un sobresueldo y se le va “enseñando”, en lugar de pagar el servicio a una persona profesional en enfermería que cobraría un salario mayor. Así, tenemos muchas personas que de forma empírica van conociendo y ejecutan cuidados geriátricos y a enfermos dependientes.

En ese sentido, en México se sigue una tradición de cuidado vinculado fuertemente al trabajo doméstico, y así dentro de las soluciones de cuidado, es el que más se valora socialmente y el que cuenta con retribución económica, alcanzando incluso el reconocimiento de derechos sociales. Así, en el año 2015 en la CDMX se registró el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadores del Hogar y crearon el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar para empoderar y profesionalizar a las personas dedicadas a esta actividad. 


 

Sin embargo, aún con este avance se encuentran inequidades. Hablando de género, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) reporta que, en el año 2016, tres de cada diez hombres trabajadores del hogar (29.3%) percibe hasta dos salarios mínimos; entre las mujeres, la proporción aumenta a cuatro de cada diez (41.8%). En lo que respecta a acceso a servicios y prestaciones el 83.2% de los hombres en esta ocupación no tiene acceso a servicios de salud, pero cuando se trata de mujeres la proporción aumenta a 98.1% de acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Así, tenemos que los hombres que se dedican al trabajo del hogar remunerado, tienen mejores condiciones laborales que las mujeres, aunque en el sector ambos géneros son desatendidos socialmente.

Implicaciones en la igualdad de género: enfoque en la desigualdad laboral económica en mexico en él contexto de la economía del cuidado


El cambio en la economía ha generado que las personas tiendan a cambiar su uso del tiempo, entre éstos se incluye el tiempo dedicado a obtener un ingreso.


Los cambios estructurales en el núcleo familiar como el decrecimiento de la tasa de fecundidad, el crecimiento de las familias monoparentales y el acrecentamiento de las parejas sin descendencia han resultado en una serie de problemas sociales, económicos, sociales y políticos. Los factores económicos han sido los principales causantes de que la mujer sea incluida en el ámbito académico y profesional, sobre todo las mujeres que viven en áreas urbanas, generando una conciencia femenina autónoma. Sin embargo, las actividades humanas productivas y reproductivas, hacen que el trabajo remunerado sea divido por cuestiones de género, quedando la carga del trabajo doméstico a cargo, principalmente, por mujeres. 

Con el rol de la inclusión de la mujer en el mundo laboral y el manejo del trabajo doméstico, han ocasionado que la economía del cuidado sea reconsiderada, la participación de la mujer produce desigualdades salariales atribuidas principalmente a un aumento en la demanda de mano de obra, cambios en la oferta y cambios en las instituciones del mercado laboral.  Aun con las incidencias salariales, las mujeres han incrementado su presencia académica de 17% en 1970 a 50% en el 2011. De acuerdo al INEGI, las mujeres que cuentan con una licenciatura, su salario es 29% menor al del hombre, mientras que las mujeres que tienen un posgrado completo o incompleto la diferencia salarial es de 43%, notándose una gran brecha salarial conforme a la formación académica. Siendo otros servicios (55.5%), comercio (52%), gobierno y organismos internacionales (40.9%) e industrias manufactureras (37.3%) los principales sectores de inserción de la mujer laboral.
Pese a la preparación académica de la población femenina y al deseo por participar laboralmente, el cuidado de los hijos, adultos mayores o familiares enfermos, es decir, trabaja como shock absorber absorbiendo más horas en trabajo no remunerado, generando en la mujer una necesidad de horarios laborales accesibles. Sin embargo, la alta demanda por mano de obra para satisfacer las necesidades de la población no resulta accesible ante la flexibilidad de los horarios, resultando factor principal para que la mujer despierte su deseo empresarial, mostrando un crecimiento de 25% a 36% entre 1991 y 2013, principalmente en el área de servicios o comercio. 

El despertar de la conciencia femenina ha producido que la estructura familiar como se conocía durante años, esté cambiando constante encontrándose desde familias monoparentales  hasta los compuestos; sin embargo, la mujer al ser discriminada laboralmente por presentar alguna situación familiar o bilógica, se ve en la necesidad de incursionar en el comercio informal, demostrando ser un sustento más o el único en una familia. Culturalmente en México la mujer tiende a representar a la figura familiar, básicamente por ser responsable y mostrar empatía hacia los demás lo que provoca que la economía del cuidado se le adjudique no importando la estructura en la cual se desenvuelva, acrecentado cada vez más la jefatura femenina, ya que de acuerdo a datos del INEGI  en hogares en donde los cónyuges son menores de 19 años son jefaturados por el hombres (36.13%), mientras que al aumentar la edad disminuye la jefatura (2.27%). Cabe mencionar que los adultos mayores juegan un papel importante ya que las mujeres mayores de 60% han aumentado su jefatura 3% en tres décadas debido a que las mujeres adquieren mayor confianza en su rol de mujer de casa. 


Por último, la importancia de que el trabajo no remunerado ser reconocido en los últimos años ha dado de que hablar, ya que representa 23% del Producto Interno Bruto (PIB), por lo que las Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha propuesto la creación de un Sistema Nacional de Cuidados (SNC), como una solución para disminuir la brecha salarial (México 16.5%) y alcanzar un piso parejo entre hombres y mujeres. Siendo necesario invertir en infraestructura y, en programas y políticas sociales que ayudan a disminuir las desigualdades laborales y a fortalecer el acuerdo mutuo entre el hombre y la mujer para el trabajo no remunerado, el cual debe de ser reconocido en la actualidad.

División del trabajo


División del trabajo, Igualdad de género y Calidad de Vida.
División del trabajo: Una definición general es el efecto que ha traído la industrialización en la época actual, donde los trabajos se han ido especializando para separar las tareas que se realizan en una empresa, esto con el fin de poder reducir a una secuencia determinada la acción de los trabajadores para poder tener una mejor capacidad de resolver problemas de índole similar o hasta un exlcusivo problema. Tal parece que la división del trabajo es una ley de conducta imperativa que se genera como un deber del ser en la sociedad (Durkheim, 2014).
Para el tema de economía del cuidado se hace la referencia a la división que es realizada entre hombre y mujer, denotando que la segregación es debida a las creencias sociales de que las mujeres se hacen cargo del cuidado y los varones del gobierno y la defensa. Este pensamiento ha sido denotado configuraciones problemáticas las cuales perturban la vida social, dislocan el funcionamiento de las instituciones y amenazan con invalidar categorías enteras de sujetos sociales, es decir, la segregación no puede ser solo entre hombres y mujeres, sino que además personas con discapacidades y personas de la tercera edad.
Efectos que conlleva la división laboral
Una problemática que se presenta es que las cargas de trabajo son distribuidas de una forma inequitativa, lo cual imposibilita la conciliación entre el ámbito familiar y el laboral que condiciona al sistema económico para sostener un modelo social que produce conflictos de diferente índole.
Aparece una diferenciación de mandatos, donde se alienta a las mujeres a ocuparse de las actividades no remuneradas (en el hogar) y al hombre a realizar actividades remuneradas (mediante un trabajo en una empresa o por medio de un local propio), provocando esto una serie de conflictos y ambivalencias entre las personas que son aceptados como “naturales”, haciendo que no se cuestionen sobre la discriminación y opresión de sus condiciones y exigencias laborales, debido a que están como mandatos morales.
Pérdida de autonomía por las personas que sufren los mandatos de género y a su vez discriminación laboral.
¿Qué es un mandato de Género?
Son coacciones sociales no percibidas y sostenidas por las propias personas que los asumen sin cuestionarlos, esto suele ser llamado por Bourdieu como violencia simbólica, esto es un tipo de violencia suave ya que genera que las mujeres aspiren a ser lo que la sociedad valora como “femenina” y cumplir las atribuciones “propias de su sexo”, siendo el mismo caso para los hombres buscando se lo que se valora como “masculino”. Este concepto varía en cada país respecto a que las sociedades tienen un diferente pensamiento sobre lo que debe hacer un hombre contra lo que debe hacer una mujer.
¿Existen propuestas para combatirlo?
Durante el 2004 Sarah Ahmed publicó La política cultural de las emociones en el cual habla de una economía de los afectos, donde la cultura y las emociones se afectan recíprocamente y, al establecer relaciones de mutua influencia, moldean a las personas y la sociedad culturalmente. Otro término a tomar en cuenta es el giro afectivo el cual, la misma autora (2004) junto con Berlant en 2011 plantean que no hay que comprender las emociones solo como estados psicológicos, sino como prácticas sociales y culturales que inciden en la vida pública.
Ahmed hace alusión a que las emociones deben tomarse como acciones, debido a que unas emociones negativas pueden conllevar a que los mandatos de género sean respaldados.
Grupos de feministas a lo largo del tiempo han realizado distintos movimientos para denunciar la discriminación laboral, mientras que los hombres no han hecho alguna queja por carecer de tiempo para otorgarlo a su familia, esto lo adjudican al término de violencia simbólica haciendo que las personas acepten e incluso se acomoden a su condición de opresión, pero también cabe destacar que debido a estos mandatos de género los hombres no se sienten responsables del cuidado de sus hijos, sino que su “deber” es proveer económicamente a la familia.
Actualmente existen gobiernos socialdemócratas que orientan el poder del estado para estimular a los hombres a ocuparse en mayor medida a las actividades del cuidado, pero esto no solo plantea un desafío a su masculinidad, sino que además incide en su desempeño laboral remunerado.
Nancy Fraser (1997) propuso avanzar hacia un modelo universal de suministro de cuidados, donde se obligaría al hombre a imitar a las mujeres en el cuidado primario, asumir otras obligaciones laborales y realizar actividades ciudadanas; este modelo liberaría a la ciudadanía de su pensamiento, pues impulsaría una política adecuada de cuidados especializados
 En México, las cifras del INEGI otorgadas por la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo muestran una gran diferencia entre hombres y mujeres que se encuentran como población ocupada (de 15 años en adelante) recibiendo ingresos, un dato con el cual comparar esta gráfica es el % de mujeres y hombres que se encuentran en este rango de edad, donde el INEGI (Encuesta intercensal 2015, datos en %total de población) reporta el 37.8% y 34.7% respectivamente, lo que demuestra que a pesar de ser más mujeres en el país su inserción en la vida laboral remunerada se ve afectada por esta división del trabajo.


Gráfica obtenida mediante la tabulación de los primeros trimestres de la ENOE 2019
México a incluido a lo largo de los años diferentes políticas para promover la igualdad laboral, entre ellas el Plan de Género donde se crea el Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y No Discriminación contra las Mujeres; La creación de la NMX-R-025-SCFI-2015 Igualdad Laboral y No Discriminación donde se establecen las bases para implementar y ejecutar prácticas para promover la igualdad en pro de las y los trabajadores a través de una certificación; Convenio 100 de la OIT, este promueve el acceso de las mujeres al trabajo remunerado, empleo decente y recursos productivos, en un marco de igualdad (OIT, 2019), entre otros diferentes programas que buscan la inserción laboral de las mujeres, pero como se puede observar en las cifras antes mostradas no han presentado un alto impacto y esto también es debido a las creencias antes mencionadas.
GIECAE ES UN GRUPO CONFORMADO POR INVESTIGADORES Y ESTUDIANTES DEL INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL, UNIVERIDAD IBEROAMERICANA CDMX, UNIVERSIDAD LA SALLE MÉXICO, CENTRO INTERDISCIPLINARIO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SOBRE MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO Y UNIVERSIDAD JUÁREZ DEL ESTADO DE DURANGO, ASÍ COMO ESPECIALISTAS, SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS ORGANIZACIONES QUE TRABAJAN EN EL TEMA DE ECONOMÍA DEL CUIDADO